Cuando
cambias de país te preguntas antes de entrar en el cómo será, ¿te entenderás
con sus gentes? ¿Tendrán tradiciones raras? ¿Estará buena su comida? ¿Te
acogerán bien? Aunque no entras en un universo diferente los primeros días
intentas empaparte los más posible de los que te rodean. ¿Que nos depararía
Perú?
Teníamos
unas expectativas muy altas de volver a encontrar otro pequeño paraíso en el
lago Titicaca, o Titi hala como dicen los oriundos, después de la Isla del Sol,
en el lado boliviano del lago. Esta vez no encontramos nada parecido.
Visitamos
las islas flotantes de los Uros, personalmente me pareció un bizarro zoo humano
para deleite del turista muy turista que no quiere ver más allá del espectáculo
que se le ofrece. Pero lo mejor estaba por llegar, la Isla de Taquille, vendida
con la versión Peruana de Isla del Sol, es un show increíble. Nunca se vio a un
pueblo entero tan perfectamente coreografiado para mostrar todos al unísono sus
tradiciones ancestrales. Mujeres desfilando con sus trajes típicos, al igual
que los hombres. Todos ejecutando sus arcaicas labores casualmente
en la plaza de armas de la isla a la hora que llegan todos los
visitantes. Todo el mundo se fue de allí con una sensación de haber
participado en un show de Truman versión isleña. Pero como siempre digo, es una
experiencia también.
De
Puno, punto de partida a las surrealistas excursiones, poco más podemos
decir que pasamos por allí y que comimos, comimos muy bien. Teníamos muchas
ganas de probar la gastronomía peruana, y esto si que no nos decepcionó.
Explosiones picantes de sabores bien merecieron la pena del paso por Puno y las
islas.
Partimos
otra vez, siempre al norte
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Perú, aquí estamos ya |
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Varados en el puerto |
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Faro de Puno |
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Barcazas de totora de los Uros |
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Isla flotante a la vista!! |
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Rema, rema que llegas |
Taquillinas en sus cosas
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Puerta de entrada al Show |
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Miedito |
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